Faltó el
punto de referencia
Era un empresario
exitoso, casado, padre de dos hijos, con una esposa virtuosa; Jorge Luis tenía
todo lo necesario para ser un hombre realizado y feliz.
No obstante, estaba
lejos de eso.
Una persistente ansiedad
le perturbaba, sin que supiese definir su origen. Esto lo dejaba tenso e
irritado, con repercusiones negativas en su salud: presión arterial
desajustada, disturbios circulatorios, colesterol alto, gastritis, jaqueca, que
le molestaban su rutina diaria.
Su amigo Aureliano,
simpatizante del Espiritismo, sugirió que se hiciese un tratamiento con pases
en el Centro Espírita. Le explicó que las tensiones cotidianas provocan un
desgaste energético, tornándonos vulnerables a enfermedades y perturbaciones,
la transfusión magnética recompondría sus fuerzas, proporcionándole equilibrio
y bienestar. Jorge Luis acató la sugerencia. Tuvo una razonable mejoría, pero
en breve sus males se recrudecieron.
Consultado por Jorge Luis,
Aureliano consideró:
-La Doctrina Espírita
nos orienta que los desajustes físicos y psíquicos están directamente
relacionados con nuestra manera de vivir, perspectivas y acciones. Le
recomiendo que escriba un diario, analizando lo que debe ser corregido en su
comportamiento.
Jorge Luis decidió
experimentar la fórmula sugerida, pues otras iniciativas le habían resultado
inútiles.
Disciplinado, durante varios días se dedicó al trabajo de anotar por
la noche en un cuaderno secreto, los acontecimientos más importantes. No
funcionó. Continuaba tenso, nervioso, con los problemas de siempre.
En el Centro Espírita,
conversó con Juliano, experimentado miembro del equipo de atención fraterna. Le
explicó que lo que estaba aconteciendo y lo inefectivo de la orientación que
había recibido de Aureliano.
El entrevistador
ponderó:
-En principio, su amigo
está en lo cierto. Nuestros males guardan relación con debilidades y vicios.
Anotando diariamente lo que hacemos, podemos efectuar una provechosa evaluación
de nuestro desempeño a favor de una vida mejor. Pero no basta con ese registro.
Es preciso establecer un punto de referencia, para comparar y ver si estamos
haciendo lo correcto. Si no lo hacemos, podemos juzgar como acertado, lo que
está errado.
- ¿Y cuál sería ese
punto de referencia? –preguntó Jorge Luis.
- En líneas generales,
el Evangelio, el más perfecto manual de perfeccionamiento moral. ¿Sabe dónde lo
encontrará?
-En la Biblia.
-Sí, Considere que la Biblia
tiene dos partes: el Antiguo y el Nuevo testamento. El primero es la historia
del pueblo judío. El segundo, que nos interesa más, es la vida de Jesús, con
sus enseñanzas y el inicio del movimiento cristiano. ¿Ya lo conoce?
-Confieso que no.
Juliano sonrió.
-No es la excepción. La
mayoría de los religiosos se preocupa
por el culto exterior, sin cuidar de la orientación moral. Para facilitar su
comprensión, ya que usted es un principiante, estudie durante siete días los capítulos
cinco al siete que componen El sermón de
la montaña, escrito por el Evangelista Mateo. En él está la síntesis de las
enseñanzas de Jesús, Es considerado por muchos, el más bello poema de la
Humanidad. En el octavo día vuelva a las primeras anotaciones, teniendo como
parámetro el discurso de Jesús.
Después de
cumplir fielmente la orientación, Jorge Luis tomo el diario y estableció las
siguientes confrontaciones de lo que hizo, con la orientación evangélica
Diario: Tan pronto como desperté, mi esposa vino con la necesidad
de que yo no la amo, que no le presto atención, cosas de mujer. Desconfía de mí,
pensando que la estoy traicionando. Me hizo jurar que la amo. Estoy hastiado.
Juré para calmarla, engañándola. Pues era imposible evitar la mentira de conveniencia.
Jesús: Oísteis que fue
recomendado a los antiguos: “No jurarás en falso. Si no, deberás cumplir tus
juramentos”. Pero yo os digo que no juréis de forma alguna; ni por el cielo,
que es trono de Dios; ni por la tierra, que es el descanso de sus pies; ni por
Jerusalén, que es la ciudad el gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no
puedes hacer blanco o negro uno solo de tus cabellos. Limitaos a decir: sí, sí;
no, no. Porque lo que es mas de esto, del mal procede. (Mateo, 5:33 al 37)
Uno a cero a favor del
Evangelio – pensó Jorge Luis sonriendo.
Diario: Mientras conducía, tuve que decir unas groserías. Dije
pocas, pero fuertes insolencias, a un conductor imprudente que me hizo una
encerrona. Si él hubiese reaccionado, hubiera sido capaz hasta de darle una
paliza.
Jesús: Oísteis
que fue dicho a los antiguos: “No mataras, y quién mate estará sujeto a
juicio”. Pero yo os digo que quien quiera que se llene de cólera contra su
hermano, está sujeto a juicio; que aquel que dijere a su hermano: necio, será
condenado por el tribunal; y aquel que le dijere: eres fatuo, quedará expuesto
al fuego del infierno. (Mateo, 5:21 al 22).
Jorge Luis esbozó una
nueva sonrisa: dos a cero.
Diario: En la empresa fue todo bien hoy, ¡muy bien! Finalmente
conseguí comprar el terreno para ampliar las instalaciones de mi industria.
Aproveché que el propietario está muy mal económicamente, con la soga al
cuello, y le pagué una miseria. Ahora nadie podrá detenerme.
Jesús: No juntéis tesoros en
la Tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde los ladrones ni minan
ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro
corazón (Mateo; 6:19 al 21).
Jorge Luis dejo de sonreír.
¡Tres a cero!
Diario: Recibí la visita del representante de una ONG, pidiendo una
donación para un proyecto social. No estaba nada dispuesto a contribuir, pero
me animé cuando habló de un libro de oro para registrar los donativos y que
habrá una gran publicidad a favor de las empresas donadoras. Di una pequeña
contribución, cuando el representante me garantizó que no citaría las
cantidades donadas en la donación.
Jesús: Guardaos de hacer
vuestras buenas obras delante de los hombres, para ser vistos por ellos; de
otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los Cielos.
Cuando, pues, diereis limosna, no hagas tocar la trompeta delante de ti, como
hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por
los hombres. En verdad os digo que esos ya recibieron su recompensa. Cuando
dieres limosna, no sepa vuestra mano izquierda
lo que hace la derecha, a fin de que la limosna sea secreta; y vuestro Padre,
que ve lo que pasa en secreto, os recompensará. (Mateo, 6:1 al 4)
¡Dios mío! –Murmuró
preocupado- ¡Cuatro a cero! ¡No acierto ni una!
Diario: El punto negativo de mi día, fue sentir la presencia del
idiota de Juan Ramón, que insistía en conversar conmigo. Recomendé al
secretario personal a cargo, que lo echasen a la calle. Cuando él dejó mi
empresa, llevando consigo valiosa información a un competidor que le pagaba
mas, bien que le advertí de que me estaba traicionando y que yo no vería mas su
cara. Y así será siempre. ¡Quiero lejos a este traidor!
Jesús: Oísteis
lo que fue dicho: “Amaras a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. Pero yo os
digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a
los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis
hijos de vuestro Padre que está en los Cielos,, porque Él hace salir
su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos. Porque si
solo amáis a los que os aman, ¿Qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo
mismo los publicanos? ¿Y si saludáis a vuestros hermanos solamente?, ¿Qué hacéis
de mas? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como
vuestro Padre que está en los Cielos es perfecto. (Mateo, 5:43 al 48).
¡Cinco a cero! ¡Increíble
mi distanciamiento del Evangelio!
Diario: Después de culminar la jornada de trabajo, llevé a su casa a
una de las recepcionistas. ¡Es una atención! ¡Una mujer muy bonita! Estoy
dispuesto a hacer una locura con ella, pues, a fin de cuentas nadie es de
hierro. Los únicos momentos de relax que tengo, son aquellos en que comparto
una aventura extraconyugal.
Jesús: Oísteis lo que fue
dicho a los antiguos: No cometeras adulterio”. Pero yo os digo que cualquiera
que mira a una mujer con intención impura, ya adultero con ella en su corazón. (Mateo,
5:27 y 28).
¡Seis a cero! Jorge Luis
comenzó a sudar… estaba perplejo.
Diario: Analizando ahora mi día, me siento, una vez más, como un
superviviente. El mundo es una selva, llena de peligros y males… Triste planeta éste en el que vivimos.
Jesús: Son tus ojos la
lámpara del cuerpo. Si tus ojos fueren buenos, todo tu cuerposerá luminoso;
pero si tus ojos fueren malos, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en
ti hay es tinieblas, ¿Cuántas no serán las mismas tinieblas? (Mateo, 6:22 y
23).
¡Siete a cerro!
Entonces Jorge Luis comprendió
porque continuaba mal, aun recibiendo tratamiento espiritual.
Infringía
diariamente aquellos preceptos básicos que. Según todas las religiones,
expresan un reglamento divino.
***
El Evangelio está en el
mundo desde hace dos mil años, querido lector.
¡Vente siglos!
La civilización occidental
está formada, básicamente, por cristianos, personas que en sus diversas
denominaciones religiosas –católicas, evangélicas, espíritas- aceptan a Jesús
como Maestro.
Los que se dicen ateos,
constituyen una minoría.