domingo, 3 de agosto de 2014

Purgatorio



PURGATORIO


   Aprendiste a vencer a los héroes del pasado y también anhelas una oportunidad para la exaltación de la virtud.

   Avanzas por la senda Cristiana y cuando rememoras la época gloriosa de los mártires, te provoca envidia su destino.

   Proviene de encarnaciones anteriores tu entusiasmo por acceder al Ámbito Espiritual como una sublime aparición de mansedumbre, para transmitir serenidad a las almas impenitentes.

   En muchas ocasiones, en el umbral del reposo físico, pides ser admitido en el servicio de los bienhechores desencarnados, para promover tu propio adiestramiento en tareas afines con la instrucción y el consuelo.

***

   Sin embargo, casi nunca te acuerdas de que te allas en el mundo como quien vive temporaria-mente en el purgatorio.
   
   No es necesario que entregues tu propia carne a los dientes de las fieras para demostrar tu fe en Dios, ni que maltrates tu cuerpo denso para ejercitar los menesteres de la caridad.

   El amor infinito se expresa por todas partes, y la tierra donde respiras gira a cielo abierto.

   Desde la parcela de lucha que el pasado te ha confiado en el presente, reflexiona sobre el ideal de servir y atraparas el divino momento de auxiliar, sea donde fuere.
   
   Tienes dentro de tu casa padres que sufren, hijos preocupados, hermanos desdichados, parientes que agonizan.

    Identificas en el trabajo a jefes irritables, subalternos amargados, clientes exigentes, colegas-enigmas.

   En el campo social enumeras amigos-problemas, adversarios gratuitos, compañeros frágiles, observadores intransigentes.

   Tanto en los callejones de mayor sencillez, como en las mas amplias avenidas, compartes experiencias junto a corazones a quienes la sombra enredó en la trama de las pruebas difíciles.

   Todos, sin excepción, esperan en ti una migaja de amor, una limosna de paciencia.

***

   ¡Purgatorio! ¡Purgatorio!... Todos nosotros, conciencias endeudadas, estamos en él.

   No obstante, el remedio es un camino para la curación.

   Ayuda a tus semejantes, y tus semejantes te ayudarán.

   Quienes nos rodean son grandes necesitados, hoy. Mañana, posiblemente, los grandes necesitados seamos nosotros.

Extraido del libro JUSTICIA DIVINA Psicografiado por Chico Xavier, dictado por el espíritu Emanuel.