Un hombre del quinto reino
Era una vez un rey que, a pesar de ser
extremadamente rico, tenía fama de ser un gran donante, generoso con su
riqueza.
Cuanto más él donaba para cuidar de sus súbditos,
más se llenaban los cofres de su fabuloso palacio. Un día, un sabio, que estaba
pasando por un periodo de muchas dificultades, fue en busca del rey para
descubrir su secreto. El sabio pensaba así; “¿Cómo era posible que el rey,
quien no era entendido en las sagradas escrituras y no llevaba una vida de
penitencia y renuncia, pudiese vivir rodeado de tantas riquezas materiales y,
aun así, no se contaminase por ellas?
Yo, que renuncié al mundo y conozco todos los Vedas, tengo tantos problemas, y
él es virtuoso y amado por todos”.
Al llegar
frente al rey, le preguntó cuál era el secreto de poder vivir de aquella forma,
a lo que el interpelado rey contestó.
– “Encienda una lamparilla y pase por todas
las dependencias del palacio, así usted descubrirá mi secreto. No obstante,
existe una condición. Si Ud. deja que la llama se apague, caerá muerto”.
De
ese modo, el sabio visitó todas las salas y dos horas después volvió hasta el
rey, que le preguntó: - ¿Ud. Vio toda mi riqueza?” Temblando aún por la
experiencia, el sabio contestó:
“Vuestra Majestad, no vi absolutamente nada.
Yo estaba tan ocupado en poder mantener la llama encendida, que no conseguí ver
nada”.
Con
la mirada llena de misericordia, el rey le contó su secreto: - “Así, Sr. Sabio es
que vivo. Es tanta la atención que tengo para mantener la llama de mi alma
encendida que, aunque tenga tantas riquezas, ellas no me afectan. Tengo la
conciencia que soy yo quien necesita iluminar mi mundo con mi presencia y no lo
contrario.
Del libro: La
paz comienza con Usted, de O`Donnel Ken.