sábado, 20 de septiembre de 2014

Cielo e infierno

¡¡¡Gracias Chico por la herencia que nos dejaste!!!

Cielo e Infierno


   En materia de premios y castigos, definidos como cielo e infierno, supongamos a estar ante un padre amoroso pero justo que reparte su propiedad entre los hijos y con ellos se asocia abnegadamente, para que cada uno gane prestigio y crezca, de manera que disfruten de la totalidad de sus bienes.
  
   El progenitor compasivo y recto, concede a los hijos, en régimen de gratuidad, los recursos de la finca divina:

          la vestimenta para el cuerpo;

          la energía vital;

          la tierra fecunda;

          el aire nutritivo;

          el refugio del valle;

          las aguas que circulan;

          los estanques naturales;

          la sumisión de los diferentes reinos de la naturaleza;

          la organización familiar;

          los fundamentos del hogar;

          la protección de las leyes;

          los tesoros de la escuela;

          la luz del raciocinio;

          la riqueza de los sentimientos;

          los prodigios del afecto;

          los valores de la experiencia;

          la posibilidad de servir...

          Los hijos reciben eso automáticamente, sin que se les reclame ningún esfuerzo, pues el padre solo les pide que se perfeccionen mediante el deber noblemente cumplido y que se consagren al bien de todos a través del trabajo, que habrá de valorizar su tiempo y sus vidas.

                                           ***

   En esta metáfora, aunque simple, encontramos algunas noticias de la magnanimidad del Creador para con nosotros, sus criaturas.

   Fácil resulta entonces percibir, que con tantos favores, concesiones, dádivas, facilidades y ventajas, entremezclados con bendiciones, beneficios suplementarios, auxilios, préstamos y moratorias, el cielo siempre comenzará en nosotros mismos y el infierno tiene el tamaño de la rebeldía de cada uno.

Del libro Justicia Divina, Psicografiado por Chico Xavier, dictado por el espíritu Emanuel