domingo, 23 de marzo de 2014

Faltó el punto de referencia



Faltó el punto de referencia

Era un empresario exitoso, casado, padre de dos hijos, con una esposa virtuosa; Jorge Luis tenía todo lo necesario para ser un hombre realizado y feliz.
No obstante, estaba lejos de eso.
Una persistente ansiedad le perturbaba, sin que supiese definir su origen. Esto lo dejaba tenso e irritado, con repercusiones negativas en su salud: presión arterial desajustada, disturbios circulatorios, colesterol alto, gastritis, jaqueca, que le molestaban su rutina diaria.
Su amigo Aureliano, simpatizante del Espiritismo, sugirió que se hiciese un tratamiento con pases en el Centro Espírita. Le explicó que las tensiones cotidianas provocan un desgaste energético, tornándonos vulnerables a enfermedades y perturbaciones, la transfusión magnética recompondría sus fuerzas, proporcionándole equilibrio y bienestar. Jorge Luis acató la sugerencia. Tuvo una razonable mejoría, pero en breve sus males se recrudecieron.

Consultado por Jorge Luis, Aureliano consideró:
-La Doctrina Espírita nos orienta que los desajustes físicos y psíquicos están directamente relacionados con nuestra manera de vivir, perspectivas y acciones. Le recomiendo que escriba un diario, analizando lo que debe ser corregido en su comportamiento.
Jorge Luis decidió experimentar la fórmula sugerida, pues otras iniciativas le habían resultado inútiles.

 Disciplinado, durante varios días se dedicó al trabajo de anotar por la noche en un cuaderno secreto, los acontecimientos más importantes. No funcionó. Continuaba tenso, nervioso, con los problemas de siempre.
En el Centro Espírita, conversó con Juliano, experimentado miembro del equipo de atención fraterna. Le explicó que lo que estaba aconteciendo y lo inefectivo de la orientación que había recibido de Aureliano.
El entrevistador ponderó:
-En principio, su amigo está en lo cierto. Nuestros males guardan relación con debilidades y vicios. Anotando diariamente lo que hacemos, podemos efectuar una provechosa evaluación de nuestro desempeño a favor de una vida mejor. Pero no basta con ese registro. Es preciso establecer un punto de referencia, para comparar y ver si estamos haciendo lo correcto. Si no lo hacemos, podemos juzgar como acertado, lo que está errado.
- ¿Y cuál sería ese punto de referencia? –preguntó Jorge Luis.
- En líneas generales, el Evangelio, el más perfecto manual de perfeccionamiento moral. ¿Sabe dónde lo encontrará?
-En la Biblia.
-Sí, Considere que la Biblia tiene dos partes: el Antiguo y el Nuevo testamento. El primero es la historia del pueblo judío. El segundo, que nos interesa más, es la vida de Jesús, con sus enseñanzas y el inicio del movimiento cristiano. ¿Ya lo conoce?
-Confieso que no.
Juliano sonrió.
-No es la excepción. La mayoría  de los religiosos se preocupa por el culto exterior, sin cuidar de la orientación moral. Para facilitar su comprensión, ya que usted es un principiante, estudie durante siete días los capítulos cinco al siete que componen El sermón de la montaña, escrito por el Evangelista Mateo. En él está la síntesis de las enseñanzas de Jesús, Es considerado por muchos, el más bello poema de la Humanidad. En el octavo día vuelva a las primeras anotaciones, teniendo como parámetro el discurso de Jesús.

 Después de cumplir fielmente la orientación, Jorge Luis tomo el diario y estableció las siguientes confrontaciones de lo que hizo, con la orientación evangélica
Diario: Tan pronto como desperté, mi esposa vino con la necesidad de que yo no la amo, que no le presto atención, cosas de mujer. Desconfía de mí, pensando que la estoy traicionando. Me hizo jurar que la amo. Estoy hastiado. Juré para calmarla, engañándola. Pues era imposible evitar la mentira de conveniencia.
Jesús: Oísteis que fue recomendado a los antiguos: “No jurarás en falso. Si no, deberás cumplir tus juramentos”. Pero yo os digo que no juréis de forma alguna; ni por el cielo, que es trono de Dios; ni por la tierra, que es el descanso de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad el gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro uno solo de tus cabellos. Limitaos a decir: sí, sí; no, no. Porque lo que es mas de esto, del mal procede. (Mateo, 5:33 al 37)

Uno a cero a favor del Evangelio – pensó Jorge Luis sonriendo.

Diario: Mientras conducía, tuve que decir unas groserías. Dije pocas, pero fuertes insolencias, a un conductor imprudente que me hizo una encerrona. Si él hubiese reaccionado, hubiera sido capaz hasta de darle una paliza.
Jesús: Oísteis que fue dicho a los antiguos: “No mataras, y quién mate estará sujeto a juicio”. Pero yo os digo que quien quiera que se llene de cólera contra su hermano, está sujeto a juicio; que aquel que dijere a su hermano: necio, será condenado por el tribunal; y aquel que le dijere: eres fatuo, quedará expuesto al fuego del infierno. (Mateo, 5:21 al 22).

Jorge Luis esbozó una nueva sonrisa: dos a cero.

Diario: En la empresa fue todo bien hoy, ¡muy bien! Finalmente conseguí comprar el terreno para ampliar las instalaciones de mi industria. Aproveché que el propietario está muy mal económicamente, con la soga al cuello, y le pagué una miseria. Ahora nadie podrá detenerme.
Jesús: No juntéis tesoros en la Tierra,  donde la polilla y el  orín corrompen, y donde los ladrones ni minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón (Mateo; 6:19 al 21).

Jorge Luis dejo de sonreír. ¡Tres a cero!

Diario: Recibí la visita del representante de una ONG, pidiendo una donación para un proyecto social. No estaba nada dispuesto a contribuir, pero me animé cuando habló de un libro de oro para registrar los donativos y que habrá una gran publicidad a favor de las empresas donadoras. Di una pequeña contribución, cuando el representante me garantizó que no citaría las cantidades donadas en la donación.
Jesús: Guardaos de hacer vuestras buenas obras delante de los hombres, para ser vistos por ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los Cielos. Cuando, pues, diereis limosna, no hagas tocar la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad os digo que esos ya recibieron su recompensa. Cuando dieres limosna, no sepa vuestra mano  izquierda lo que hace la derecha, a fin de que la limosna sea secreta; y vuestro Padre, que ve lo que pasa en secreto, os recompensará. (Mateo, 6:1 al 4)

¡Dios mío! –Murmuró preocupado- ¡Cuatro a cero! ¡No acierto ni una!

Diario: El punto negativo de mi día, fue sentir la presencia del idiota de Juan Ramón, que insistía en conversar conmigo. Recomendé al secretario personal a cargo, que lo echasen a la calle. Cuando él dejó mi empresa, llevando consigo valiosa información a un competidor que le pagaba mas, bien que le advertí de que me estaba traicionando y que yo no vería mas su cara. Y así será siempre. ¡Quiero lejos a este traidor!
Jesús: Oísteis lo que fue dicho: “Amaras a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los Cielos,, porque Él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos. Porque si solo amáis a los que os aman, ¿Qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? ¿Y si saludáis a vuestros hermanos solamente?, ¿Qué hacéis de mas? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los Cielos es perfecto. (Mateo, 5:43 al 48).

¡Cinco a cero! ¡Increíble mi distanciamiento del Evangelio!

Diario: Después de culminar la jornada de trabajo, llevé a su casa a una de las recepcionistas. ¡Es una atención! ¡Una mujer muy bonita! Estoy dispuesto a hacer una locura con ella, pues, a fin de cuentas nadie es de hierro. Los únicos momentos de relax que tengo, son aquellos en que comparto una aventura extraconyugal.
Jesús: Oísteis lo que fue dicho a los antiguos: No cometeras adulterio”. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer con intención impura, ya adultero con ella en su corazón. (Mateo, 5:27 y 28).

¡Seis a cero! Jorge Luis comenzó a sudar… estaba perplejo.

Diario: Analizando ahora mi día, me siento, una vez más, como un superviviente. El mundo es una selva, llena de peligros y males… Triste  planeta éste en el que vivimos.
Jesús: Son tus ojos la lámpara del cuerpo. Si tus ojos fueren buenos, todo tu cuerposerá luminoso; pero si tus ojos fueren malos, todo tu cuerpo  estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿Cuántas no serán las mismas tinieblas? (Mateo, 6:22 y 23).

¡Siete a cerro!

Entonces Jorge Luis comprendió porque continuaba mal, aun recibiendo tratamiento espiritual.
Infringía diariamente aquellos preceptos básicos que. Según todas las religiones, expresan un reglamento divino.
***
El Evangelio está en el mundo desde hace dos mil años, querido lector.
¡Vente siglos!
La civilización occidental está formada, básicamente, por cristianos, personas que en sus diversas denominaciones religiosas –católicas, evangélicas, espíritas- aceptan a Jesús como Maestro.
Los que se dicen ateos, constituyen una minoría.