sábado, 23 de julio de 2016

EDUCACIÓN SEXUAL





   La materia relevante e intransferible, es la que se refiere a la educación sexual de los hijos.

   Antiguamente, cuando reinaba la ignorancia y predominaba la superstición acompañada por la malicia, el sexo era tabú y el concepto religioso tradicional, que lo aborrecía, solo veía en él pecado que procedía de la mitología del comportamiento de Eva seducida por la serpiente, y que a su vez, arrastró a Adán al paraíso de la fantasía...

   A través de la evolución cultural, el sexo se convirtió en objeto de nobles estudios, mereciendo el justo respeto y reconocimiento en su condición de instrumento para la procreación, a fin de perpetuar la especie.

   A medida que recibe el aporte de la Psicología, en torno de las relaciones específicas, experimenta la banalización de su conducta, siendo responsable, de algún modo, por dramas y tormentos, tanto individuales como sociales.

   A partir del momento en que fue estudiado por el eminente neurólogo y psiquiatra vienés Sigmund Freud, que lo liberó de la ignorancia a la que había sido relegado el sexo, comenzó a ejercer una gran fascinación en las mentes y en los sentimientos. Al principio, las conclusiones del eminente médico fueron consideradas excesivas, y experimentaron la agresión de la ignorancia, mediante ataques vigorosos, que no disminuyeron su grandeza. No obstante, viendo apenas un lado del problema, el notable científico, a su vez, estableció la dictadura de la libido, reduciendo prácticamente todos los fenómenos de la emoción a las consecuencias neuróticas derivadas de la forma como el sexo es encarado o no, ejercido o rechazado...

   Gracias a la visión espírita, sin embargo, mas allá de sus nobles funciones orgánicas, el sexo también desempeña un papel emocional muy significativo, como resultante de la manera como es considerado y practicado,

   En la actualidad, debido a muchos factores sociológicos y educacionales, el sexo se convirtió en un instrumento de fama, de poder, de dominio.

   Las informaciones equivocadas y la ausencia de las reales expicaciónes, lo han reducido apenas en un instrumento de placer, en el cual se encuentran fuentes de perversión y de gozo sin fin, que transforman al ser humano en objeto de variados precios, pero de fácil adquisición, siempre que se disponga de los recursos exigibles para ello.

   El sexo es portador de objetivos elevados, tanto desde el punto de vista fisiológico como psicológico, puesto que ademas de la finalidad procreadora a que se destina, hace posible el intercambio de hormonas emocionales, que contribuyen a la alegría de vivir y a la armonía psicológica de los seres humanos.

   No obstante, debido a la denominada liberación sexual, se convirtió en un instrumento de nefasto comercio, a través del cual, fue montada toda una industria de perversión y permisividad, que fascina a las personas atormentadas, que se entregan a su dominio, indefensas, y cada vez mas sometidas.

   Por otro lado, gracias a la facilidad de las comunicaciones virtuales, el sexo es ofrecido como producto de consumo presentado en sus más terribles usos.

   En los hogares, en donde la dignidad no tiene lugar, se multiplican los casos de pedofilia, que se extienden en las comunidades estimuladas por el turismo sexual infantil y las incontrolables presentaciones de espectáculos a través de INTERNET, en los cuales, los niños son menoscabados en todos sus sentimientos, que mas tarde, se transformarán en suplicio.

   Lo más grave, en esas situaciones, es que muchos niños son victimas de sus propios padres inescrupulosos, que los exponen al precio de monedas criminales para mantener su ociosidad y morbosidad.

   No es de extrañar que haya niños que se presentan en situaciones reservadas a los mayores, como si fuesen adultos en miniatura, imitándolos he intentando seguir sus pasos, en caricaturas vergonzosas, para el placer de los adultos infelices que los tienen como hijos.

   Su infancia es desperdiciada por esos individuos perversos y enfermos espirituales, que las envician y les imponen la morbosidad, exhibiéndolas en actitudes ridículas y nada provocativas que fascinan a otros enfermos mentales, siempre a la caza de sensaciones nuevas y extravagantes.

   La educación sexual, debe formar parte del programa familiar, en el cual, todos los temas deben ser abordados con naturalidad, en el día a día, sin precipitación ni demora,

   Aquello que e el niño no aprende en el hogar, ciertamente lo encontrará deformado en otros lugares, donde no existe la dignidad ni los intereses por la salud moral.

   Por lo tanto, es indispensable iniciar la educación sexual del niño, en el momento en que él pueda tomar el baño en el mismo momento que el padre, cuando es el sexo masculino, o con la madre, si es el sexo femenino, aprovechando su natural curiosidad para la explicación pertinente con referencia a las funciones orgánicas como aparato excretor, tanto como en la condición de aparato reproductor.

   Explicar con alegría, que a través de la unión de los dos sexos, la vida material se perpetúa y los espíritus disponen de la oportunidad de revestirse del cuerpo físico, a fin de vivir sus pruebas y expiaciones.

   Sin excesos ni falta de pudor, orienta a los hijos hacia el ejercicio sexual en el momento adecuado y evitar informaciones en relación con las cuales no hay interés por parte del educando.

   Al mismo tiempo, explicar, cuando sea oportuno, el uso indebido que hacen de él personas enfermas y frente a la vulgaridad expuesta en los medios de comunicación, enseñan que la realidad difiere de eso, por tratarse de un exhibicionismo comercial par atraer personas atormentadas.

   La conversación sana en torno al sexo, es necesidad en el hogar, de igual manera como se abordan otros temas, y se convierten en garantía para el comportamiento equilibrado, incluso cuando se tropiece con las bajezas y despropósitos que se encuentran en todas partes.

   Cuando los padres noten comportamientos diferentes en los hijos, como por ejemplo, preferencias de naturaleza homosexual, deben analizar con naturalidad, el significado de ese acontecimiento, orientando al hijo o a la hija hacia comportamientos saludables con respecto a si mismo y al grupo social, sin dejar que en ellos se instalen conflictos, perfectamente evitables.

   No hay que considerar la circunstancia como una desdicha o un castigo divino, como era normal en los reductos donde predominaba, o aun permanece  la desinformación.

   La problemática no es de naturaleza homo o heterosexual, sino moral, pues por encima de la elección sexual, está la conducta de cada uno en la manera correcta de conducir la existencia.

   La reencarnación es una oportunidad sublime de educación de los sentimientos y de perfeccionamiento de las facultades intelecto-morales, correspondiendo a cada uno ejercer su sexualidad, de conformidad con su constitución emocional, dentro de los patrones de dignidad y armonía personal.

   Los antiguos pruritos, respecto a esa circunstancia, deben ceder lugar a los imperativos de las leyes soberanas, que permiten al espíritu encarnar con una u otra polaridad, a fin de desarrollar los valores pertinentes tanto en una como en otra experiencia. La manera como cada cual viva la jornada terrestre, hará posible el crecimiento espiritual o la necesidad de rehacer el camino a través de la recuperación que le será propuesta.

   La constelación familiar, por lo tanto, es el mejor núcleo de la vida para la orientación sexual, evitando, que personas sin información y con distonía emocional, se encarguen de presentar los conflictos que las convierten en víctimas como si fueran el mejor camino a seguir, al tiempo en que las rápidas y perversas informaciones de los medios de comunicación, que siempre inducen a la liberación indecorosa de los comportamientos, que se convierten en espectáculos de sufrimiento futuro, deben ser esclarecidos con mas profundidad.

Extraído del libro, Momentos de Educación.
 Psicografiado por Divaldo Pereira Franco.
 Dictado por el Espíritu Joana de Angelis

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