La atracción que Jesús ejercía sobre todos aquellos que se Le acercaban, procedía de su superioridad espiritual.
Sus silencios penetraban en el alma de los seguidores, quienes se conmovían, sumisos.
Sus palabras resonaban prolongadamente en la acústica de los seres que se mostraban permeables al verbo revelador.
Sus actos cambiaban lo habitual y evidenciaban Su naturaleza transcendente.
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Cuantos eran convocados, casi sin razonar, todo lo abandonaban por el placer de seguirlo.
Los que se dispersaron en el momento del testimonio, volvieron de inmediato, mas tarde, entregando sus propias vidas en holocausto de amor o bien, renacieron marcados por Su llamado, siguiéndolo con valor y total renunciamiento.
A Su lado se vivía el clima de la esperanza, en perfecta comunión espiritual con la Vida Superior.
Nadie pensaba en la muerte como el fin de la vida, sino que representaba una puerta de acceso a la Vida...
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Haz una valuación de tus actos y considera si estas en condiciones de partir.
El conocimiento espírita, que te conduce nuevamente a Cristo, te da la dimensión de la responsabilidad que te cabe cumplir.
Por lo tanto, es conveniente que consideres actitudes negativas, situaciones conflictivas y estados de perturbación que están señalando tus horas.
Si colocas la vida espiritual en el primer plano de tus actitudes y conducta, tu vida pasará a tener un sentido superior.
Saldrás de la torpe situación en la que te debates y lucharas con mas decisión por la conquista de ti mismo y en consecuencia por la de tu paz.
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EN SINTONÍA CON JESÚS te sentirás fuertemente atraído por Él y mediante una firme resolución conquistarás, como sus primitivos seguidores, la felicidad que aun no disfrutaste.
Del libro...: Recetas de paz. psicografiado por Divaldo Pereira Franco, por el espíritu Joana de Ángelis