-Haz que comprendamos tu voluntad y nunca la nuestra, entregándonos a tus manos fuertes para conducirnos;
- Permite que podamos dar cumplimiento a los deberes que nos corresponden, pero no conforme a nuestros deseos;
- Lanza tu mirada sobre nosotros, a fin de que tengamos la claridad de tu ternura y no las sombras de nuestra ignorancia;
- Bendice nuestros propósitos de servirte, cuando solamente nos hemos preocupado en utilizar tu santo nombre para servirnos;
- Concédenos que participemos en la santificación de tus proyectos, de manera que seamos Tú en nosotros, pues aun no tenemos condición para estar en Ti;
- Domina nuestros anhelos de poder y de placer, auxiliándonos en la conquista real del renunciamiento y de la abnegación;
- Ayúdanos en la comprensión de nuestras labores, amparándonos en nuestras dificultades y socorriéndonos cuando estemos inmersos en la argamasa celular (reencarnados en un cuerpo);
- Facilítanos la dádiva de tu paz, de modo que la distribuyamos donde quiera que nos encontremos y que todos la identifiquen, comprendiendo que somos Tus servidores devotos:
- Y como la muerte nos restituyó la vida gloriosa para que continuemos la trayectoria iluminativa, favoreciéndonos con la sabiduría para el éxito del viaje de ascensión, aunque debamos sumergirnos muchas veces en las sombras de la materia, portando no obstante la brújula de Tu afable corazón para que nos señale el rumbo.
¡Señor!
- Intercede junto al Padre Todo Amor, por tus hermanos de la retaguardia, que somos casi todos nosotros, los transgresores del deber.
Del libro...: Transición Planetaria; psicografiado por Divaldo Pereira Franco.